viernes, 29 de abril de 2016

El empleo que viene



A los jóvenes que en breve harán la selectividad y deberán elegir carrera, e incluso a aquellos que empiezan a plantearse el tipo de bachillerato que quieren hacer, les habría sido de utilidad escuchar, hace unos días, la charla que M.Ángeles Tejada, directora general de Public Affairs de Randstad, ofreció en el despacho barcelonés Pich Advocats-Economistes y Abante Pich Auditores. Titulada Gestionar personas, gestionar conocimiento, habló de las tendencias del trabajo de cara a los próximos años.

Tejada, una mujer con más de 30 años en el sector de recursos humanos, selección de personal y gestión del talento, explicó que, hacia el 2020, las empresas requerirán de profesionales capaces de producir contenidos audiovisuales. También serán demandados  los realizadores de videojuegos, animación en 3D, desarrollo de comunicaciones, redes y Big Data. Asimismo se necesitarán profesionales de lo que ya se conoce como STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics…).


En todos los casos será fundamental el dominio de idiomas y se perderán puestos de trabajo de tipo manual, intensivo, repetitivo y de escaso valor añadido, es decir, todo aquel trabajo susceptible de robotización. En breve veremos nuevas profesiones y nuevos estudios (aumentará el peso de la formación profesional) basados en habilidades, competencias y valores.
Sin embargo, no sólo los jóvenes (y no tan jóvenes) deben tener en cuenta los empleos del futuro, también las universidades, a juicio de la experta, deberían tener capacidad de adaptación a unos cambios que son cada vez más rápidos y preparar módulos de aprendizaje mucho más cortos y prácticos. Y es que, en la actualidad, cuando un estudiante acaba una carrera sale con unos conocimientos y preparación que a menudo ya ha caducado. 

Tejada, que inició su disertación hablando de las cifras generales sobre empleo, desempleo y previsiones, habló también de los valores que deben cumplir los nuevos trabajadores más allá del currículum académico, y que van desde aspectos de carácter (optimista, creativo…), hasta aspectos como la flexibilidad, polivalencia, motivación, capacidad de comunicación y de creación de equipo. En este contexto, la clave está en el talento, “un concepto del que apenas se hablaba hace una década”. 


En el futuro, sostiene Tejada, faltarán trabajadores en campos como la bioquímica, química, biomedicina, salud, atención a la tercera edad, la hostelería y los idiomas. Los STEM, científicos, tecnológicos, ingenieros y matemáticos serán los más demandados, cuando sólo un  14 por ciento estudia estas carreras. Así, las empresas deberán utilizar todas sus “armas” para retener el talento y lograr de los trabajadores una identificación con la compañía, fidelidad y compromiso, saberse importantes. Y formarse de manera continua.

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