Justo pasado Sant Jordi, he recuperado, revisando papeles, un folleto de instrucciones para revisar sobre el papel las pruebas de imprenta.
Lo editó, décadas ha, Gráficas Fomento, la imprenta familiar fundada por el abuelo, que empezó su andadura en la calle Casanovas y que durante décadas estuvo en el barrio de Gràcia. Luego, a mediados de los noventa, se trasladó a Esplugues porque en el distrito no podían continuar trabajando industrias como la suya.
De Fomento recuerdo el ruido de las máquinas, el intenso olor a tinta, la bata azul de los trabajadores y haber acompañado de pequeña a mi padre, farmacéutico, a recoger las resmas de papel de seda para envolver los medicamentos. Y en más de una ocasión, cuando mi padre y mi tío (el impresor) charlaban, me habían llevado al taller a que me hiciesen un tampón en plomo con mi nombre, Fue a través de gráficas Fomento que di mis primeros pasos en esto del periodismo porque un de sus clientes necesitaba una ayuda para una revista. Y fue así como me familiaricé con unos signos de corrección que, con la irrupción del "control de cambios", ahora deben estar en desuso.
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