jueves, 2 de febrero de 2017

La cara oscura del comercio electrónico

Compro un mueble por Internet. La web es muy atractiva, el proceso de compra es sencillo. Plazo de entrega: un mes aproximadamente. Cuando se acerca la fecha contacto con la empresa para saber día y hora de entrega. La respuesta (ninguna persona da la cara al otro lado del correo, solo un "servicio de atención al cliente") es que el servicio de paquetería "le enviará un email informándole de que la mercancía se pone a Reparto".  Pregunto si me pueden llamar para concretar un poco la franja horaria, o como mínimo si la entrega será por la mañana o por tarde. La respuesta: "el servicio de paquetería funciona así",  no hay llamada que valga. Increíble. 


Peor experiencia tuvo Raquel, que recibió a las 9.30 de la mañana, ya en el trabajo, llamada del transportista de una conocida cadena de electrónica-electrodomésticos diciendo que estaban en la Puerta de su casa, a punto de entrega. No pudo hacerse la entrega, ni entonces ni en la otra hora propuesta, las cinco de la tarde, en la que Raquel seguía en el trabajo. A pesar de haber pagado gestos de envío hubo de recoger personalmente el bulto (grande) y pagar un taxi de regreso a casa.

El coste de la franja horaria

Y así está, en general, el transporte de los productos que se compran por Internet, salvo honrosas excepciones en las que sí se puede concretar la hora o bien la empresa tiene  acuerdos para la entrega en comercios del barrio o en Correos (el caso de Amazon, por ejemplo) lo que facilita la recogida. ¿Por qué los transportistas no dan franja horaria? Está claro, porque cuesta dinero; el de tener a alguna persona llamando a los clientes para establecer el horario y el de organizar y cuadrar los repartos. Con los precios de derribo del sector del transporte, eso es imposible, sólo es asumible agrupar las entregas por zonas/barrios, y si no se entrega cuando al repartidor le va bien, el paquete se queda en el camión hasta nuevo intento o la recogida por parte del cliente.   

Comprar por Internet tiene muchísimas ventajas, soy su primera defensora. Pero sepamos todos cómo funciona el juego y que no todo es maravilloso. La entrega puede ser un problema, como, en ocasiones, las devoluciones o reclamaciones cuando no hay una persona física  concreta con la que hablar. En muchos casos, mi opción es comprar cerca de casa, en el barrio, dando un paseo sin prisa, consultando con el vendedor, viéndole la cara, sabiendo que lo podré devolver o cambiar y que, como mínimo, no tendré problemas con la entrega.

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