miércoles, 18 de octubre de 2017

Cronometrados o la obsesión por controlar el tiempo


Aunque no soy muy aficionada al ensayo, estos días estoy atrapada con  Cronometrados. Cómo el mundo se obsesionó con el tiempo, (Taurus, 2017) de Simon Garfield, al que descubrí tras leer una entrevista que le hacían en La Vanguardia. Garfield es autor de otros títulos que también me tientan, como Posdata. Curiosa historia de la correspondencia (Taurus 2015) o Un libro sobre fuentes tipográficas (Taurus, 2011). Cronometrados es un compendio de curiosidades sobre el tiempo y la obsesión de la humanidad por controlarlo, sincronizarlo, adaptarlo o, incluso, convertirlo en obra de arte.


Arranca explicando cómo la expansión del ferrocarril en el Reino Unido y los primeros horarios obligaron a las ciudades a unificar su hora para que los ciudadanos no perdiesen los trenes. Habla también de la duración de los CD, de los Beatles, de la artesanal y precisa industria relojera suiza y de las campañas de marketing del sector, de películas que reflexionan sobre  el tiempo, de los orígenes del British Museum, del vértigo que nos ha entrado a todos en una época en la que vivimos acelerados y de los libros sobre organización eficaz del tiempo, un tema muy de moda en los últimos años. 


Y al final, sus propias reflexiones sobre lo absurdo de muchos de nuestros comportamientos (¿Por qué crear un compuesto químico con todos los nutrientes que nos evite perder el tiempo de la comida cuando, precisamente, la comida es –o debería ser- uno de los momentos más placenteros de la jornada?),o sobre la capacidad de decisión sobre el uso que hacemos de él porque “nuestra obsesión por el tiempo nos ha llevado hasta el borde del precipicio, pero no nos obliga a saltar”. Con algunos capítulos más adictivos que otros, usa un tono cercano y divulgativo que incluye comentarios humorístico o irónicos, sus propias opiniones sobre aquello que explica y detalles de sus entrevistas con algunos protagonistas de las historias que narra. Y así, sin darte cuenta, te sumerges en anécdotas y vas pasando páginas esperando más…

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