En los últimos años han surgido en Catalunya decenas (no sé si decir cientos) de proyectos empresariales con objetivos que van más allá del beneficio económico (fundamental para sobrevivir, que nadie se engañe).
Son proyectos con vocación medioambiental, cultural y, los
que a mí más me maravillan, los de carácter social, aquellos que persiguen la
inclusión la personas en riesgo de exclusión. Días atrás leía en el Tot Sant Cugat la iniciativa de Joan
Maria Sala, gerente de Portal Berguedà. A los 55 años, y tras más de 30 en la
misma empresa, dio un vuelco a su trayectoria
para arrancar un proyecto de inserción laboral de jóvenes con patología dual, que combina adicción y trastorno mental. Como en tantos otros casos, fue el diagnóstico de esta patología en su propio hijo a los 15 años el detonante de la empresa. Los yogures se hacen en Cercs, llevan la marca Delícies del Berguedà y, de momento,
dan trabajo a tres personas.
La producción es de 10.000 yogures semanales,
además de diversas mermeladas y yogur tipo griego. La idea, crecer mucho más.
El proyecto nos puede recordar a La Fageda, que hace más de 30 años puso en
marcha el psicólogo Cristóbal Colón en la Garrotxa y que hoy se ha erigido en
los primeros puestos en cuota de mercado de yogures, en competencia con las
grandes multinacionales el sector, con las que comparte lineales del súper. Y
nos puede recordar a las iniciativas de inserción en empresas de artes gráficas,
en restauración, en lavanderías industriales, en talleres textiles (como
Teixidors de Terrassa)… afortunadamente, la lista es larga.
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