Llevo ya unos cuantos años asistiendo
con regularidad a conferencias y jornadas de temas fiscales, concursales, contables…Y desde hace varios años
escucho, en boca de asesores, catedráticos
y todo tipo de expertos, su preocupación ante el creciente fenómeno de la
inseguridad jurídica. Y aparece su preocupación, pero también su indignación,
ante un marco normativo inestable, que cambia constantemente, y con cada
cambio, nuevos criterios fiscales y contables, nuevas sanciones y nuevas interpretaciones, no siempre coincidentes,
por parte de jueces y técnicos de Hacienda.
El objetivo de tanto cambio, a
menudo fruto de la improvisación del gobierno de turno, es el afán recaudatorio (cuando no cercano a
lo confiscatorio) de una administración en cuyas arcas no hay más que
telarañas. Así las cosas, ante cualquier duda interpretativa muchos optan por
seguir el pareado: “en caso de criterio tienen razón los chicos del ministerio”
o, lo que es lo mismo, mejor acogerse a lo que diga la Dirección General de
Tributos, aunque no se esté de acuerdo, por lo que pueda pasar. Y ello a pesar
de que, seguramente, será la opción más gravosa para el contribuyente.
Mientras tanto, a los asesores se les pone
cara de póquer en casos como el de la amnistía fiscal. Por activa y por pasiva dijeron
desde el Gobierno que no revisarían a los contribuyentes que se acogieron a la misma, y así lo comunicaron a los
clientes, pero al poco de concluir el plazo la administración cambió de opinión.
En el plano empresarial, la misma incertidumbre ante los planes del gobierno y
sus continuos cambios en la normativa fiscal hacen imposible cualquier
planificación fiscal sensata y a largo plazo. Lo que un día constituye una
deducción fiscal deja de serlo al siguiente. La retribución de los administradores
de sociedades, la documentación de las operaciones vinculadas, las nuevas
obligaciones sobre notificaciones electrónicas… son sólo una muestra de normativa
de difícil interpretación (pero de elevada sanción si se incumple) y una carga más
(como no había bastante con la crisis) que a muchas empresas y profesionales se
les hace está haciendo cada vez más difícil de soportar.
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