Hace un par de días ha abierto junto al mercado, en un pequeño local, un negocio de costura y arreglos de ropa. Descosidos, dobladillos, estrechar cinturas o acortar mangas serán seguramente parte del día a día de las dos mujeres que allí trabajan. Justo al lado está a punto de abrir una tienda de recambios, accesorios y reparación de bicicletas de montaña. A apenas un centenar de metros, donde antes hubo una joyería hay hoy un pequeño local de venta y reparación de pequeños electrodomésticos. En todos los casos parece que las inversiones en reformas han sido modestas y han aprovechado recursos de los comercios anteriores. ¿Son los nuevos negocios del reciclaje, de alargar en lo posible la vida de ropa, enseres y bicicletas en lugar de tirarlos? ¿los negocios de la crisis y del regreso a décadas pasadas más racionales en el consumo? Y lo que es más importante: ¿regresan para quedarse en el barrio junto a estos nuevos hábitos o se evaporarán cuando vengan tiempos mejores para el bolsillo (si es que vienen)? Al tiempo. De momento, mucha suerte.
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